La Asociación Sororidad Sureña es una organización feminista juvenil del Putumayo, enfocado en la sensibilización y promoción de los derechos de las mujeres en todas sus diversidades que habitan en este territorio a través de, diferentes estrategias que aporten en la reducción y/o eliminación de brechas de género y consoliden una cultura feminista interseccional que logre garantizar los derechos (humanos, políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales).
Somos una asociación dedicada al empoderamiento de las mujeres en todas sus diversidades, enfocada en planificar e implementar estrategias para exigir derechos humanos, políticos, sociales, económicos, ambientales y culturales. Fortalecer el tejido social que históricamente ha sido perjudicado por el conflicto armado, contribuyendo así, a un territorio con paz, acciones restaurativas con justicia social, y enfoque de género.
A 2040, la Asociación se establecerá como una organización con capacidad para dialogar e influir políticamente y movilizar socialmente; se posicionará a nivel regional, nacional e internacional por promover, defender y proteger los derechos humanos con una perspectiva de género, desde la incidencia, desarrollo social, el arte, la cultura, preservación del ambiente, educación y la participación política.
Nuestros principios y valores se rigen por los enfoques diferenciales desde una perspectiva de género en contra de todo tipo de violencias.
En el año 2024, un grupo de jóvenes activistas del municipio de Mocoa se unió para entretejer su fuerza y construir una asociación que desarrolle, impulse y acompañe acciones dirigidas a transformar el Putumayo en un territorio libre de racismo, clasismo, violencias basadas en género y prejuicios. Así, lograron conformar la primera y única organización que visibiliza y desarrolla estrategias para garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las jóvenes, mujeres y personas diversas del departamento.
Desde su conformación, la asociación ha fortalecido acciones comunitarias y pedagógicas para la prevención de las violencias basadas en género y la promoción de prácticas de autocuidado. Además, ha impulsado la creación de redes veedoras dedicadas a la defensa de la autonomía de los cuerpos femeninos, a través del control social a las entidades territoriales responsables de la salud pública.
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